Para minimizar estos efectos, los sensores suelen incluir una tecnología denominada “compensación de desviación” que les permite conservar sus capacidades de detección modificando activamente el umbral de disparo, contrarrestando el efecto de la acumulación mencionada. Pero, llega un punto en el que la tecnología no es suficiente y se debe intervenir el detector.
Los sensores de humo Bosch cuentan con la capacidad de indicar al panel cuando el nivel de suciedad ha alcanzado el valor límite (inclusive los de tecnología convencional). Adicionalmente, facilitan mucho el trabajo del integrador dado que cuentan con una válvula en la parte trasera que permite inyectar aire comprimido y limpiar el detector “de adentro hacia afuera”.

Esta característica permite sacar por completo la suciedad que se encuentra dentro de la recámara, a diferencia del método tradicional donde se sopla “de afuera hacia adentro”. Mejor aún, elimina la necesidad de desarmar el detector con las implicaciones que eso puede tener como rotura accidental del dispositivo o pérdida de la garantía.
En algunas ocasiones esto no es suficiente. Es más, no es aceptable. Aplicaciones en cuartos limpios, como salas de cirugías, requieren que no exista superficies cerradas donde se pueda presentar contaminación y, adicional, requieren mayor facilidad en la limpieza. Para este tipo de escenarios, Bosch cuenta con su línea de detectores invisibles cuya tecnología permite que la recámara de detección sea “virtual” entregando al cliente una superficie plana muy fácil de limpiar.
